¿Hacia dónde irá la Iglesia católica en la era pos Francisco?
"¿Hacia dónde irá la Iglesia católica en la era pos Francisco?", escribe Irene Selser en #Entrevías
¿Será la próxima Iglesia católica una conservadora y de rigor doctrinal, que retome la línea del papa polaco Juan Pablo II (Karol Wojtyla, 1978-2005), quien al demonizar y perseguir por “marxista” a la Teología de la Liberación y su vínculo con los más pobres, dejó libre el camino a las iglesias evangélicas estadounidenses, al precio de perder en un cuarto de siglo un 30% de su feligresía a nivel mundial? ¿O el Vaticano optará por continuar con el legado más flexible y aperturista, acorde con los tiempos, del papa argentino Francisco (Jorge Bergoglio, 2013-), cuyos problemas de salud agravados han acelerado la carrera por la Silla de Pedro? Aún es pronto para saberlo.
Desde que fue elegido pontífice el 13 de marzo de 2013, tras la inédita renuncia por enfermedad de Benedicto XVI, la actual hospitalización del papa Francisco, de 88 años, es la más larga de su gestión. Internado el 14 de febrero en el Policlínico Agostino Gemelli por una infección en las vías respiratorias, esta derivó en una neumonía bilateral y su condición sigue siendo crítica por la edad y una enfermedad pulmonar preexistente desde joven. Según su cirujano Sergio Alfieri, el Papa le dijo estar consciente de su fragilidad y que “las dos puertas están abiertas”, en alusión a un desenlace fatal. En 2021, el Papa pasó 10 días en el mismo centro tras una operación intestinal, y nueve días en 2023 por una cirugía en el abdomen, además de sus problemas en las rodillas que le impiden caminar.
De acuerdo con el Vaticano, el papa Francisco, conocido por su sentido del humor, su excelente apetito y un ritmo de trabajo incansable, sigue “activo y despachando”. De hecho, el lunes recibió en audiencia a su número dos, el cardenal italiano Pietro Parolin (70), secretario de Estado de la Santa Sede y a su número tres, monseñor Edgar Peña, sustituto para los Asuntos Generales con quienes promulgó unos decretos y convocó a los cardenales a un consistorio de cara a próximas canonizaciones, entre ellas la del beato venezolano José Hernández Cisneros, llamado el “Médico de los pobres” (1864-1919), que se convertirá en el primer santo de Venezuela.
El llamado a un consistorio disparó las alertas en Roma: la prensa italiana recordó que Benedicto XVI (Joseph Ratzinger, 2005-2013) anunció precisamente su renuncia durante un consistorio. Pero el cardenal Parolin, de gran cercanía y confianza de Francisco y uno de los más mencionados en la lista de candidatos a sucederle, lamentó las “especulaciones inútiles”. En entrevista con el Corriere della Sera (24-02) sobre el ambiente que se respira en la Santa Sede, Parolin dijo que “sinceramente no conozco maniobras de este tipo (renuncia) y, en todo caso, trato de mantenerme al margen. (…) no es la primera vez, pero no creo que haya ningún movimiento particular en este sentido”.
No obstante, es evidente que la carrera por la sucesión hace tiempo que está en marcha. Como es sabido, no hay un límite de edad para ser elegido Papa: Bergoglio tenía 76 años cuando fue electo; su predecesor, Ratzinger, 78, quien renunció a los 85 y antes Wojtyla, con 68 años al asumir como pontífice y 85 años al morir siendo su papado el más extenso desde San Pedro.
Según la plataforma especializada The College of Cardinals Report, además de Parolin hay una decena de “papables”: Matteo Zuppi (Italia, 69), arzobispo de Bolonia, una de las figuras más destacadas de la Iglesia católica local, comprometido con las comunidades pobres; Robert Sarah (Guinea, 79), prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con una trayectoria internacional relevante; Luis Tagle (Filipinas, 67), pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, considerado un candidato fuerte por su perfil global y popular; Malcolm Ranjith (Sri Lanka, 77), arzobispo Metropolitano de Colombo, muy respetado en Asia; Pizzaballa Pierbattista (Italia, 59), patriarca latino de Jerusalén; Péter Erdő (Hungría, 72), arzobispo metropolitano de Esztergom-Budapest, conservador; Willem Eijk (Países Bajos, 71), arzobispo metropolitano de Utrecht, conservador; Ambongo Besungu (Congo, 65), arzobispo de Kinshasa; Anders Arborelius (Suecia, 75), obispo de Estocolmo; Charles Bo (Myanmar, 76), arzobispo de Yangon y, Jean-Marc Aveline (Francia, 66), arzobispo metropolitano de Marsella.
Otros dos elegibles son el cardenal Peter Turkson (Ghana,76), moderado, abierto en temas de justicia económica y medio ambiente y el cardenal ultraconservador Raymond Leo Burke (Estados Unidos, 76), un crítico acérrimo de Francisco a quien acusa de atacar la tradición eclesial al restringir la misa en latín, permitir la comunión para divorciados vueltos a casar, su flexibilización en el uso de anticonceptivos y sobre las uniones civiles y las personas homosexuales. En 2023, Francisco lo acusó de ser “una fuente de división” pastoral -es seguido por muchos católicos tradicionalistas- y en castigo le quitó su apartamento subsidiado en el Vaticano y su sueldo como cardenal retirado.
Y mientras el papa Francisco ha rechazado categóricamente las políticas migratorias del presidente Donald Trump y el pasado 11 de febrero envió una carta a los obispos de Estados Unidos pidiéndoles que combatan la narrativa que discrimina a los migrantes “como también lo fue Jesucristo”, el cardenal Burke saludó la elección del magnate republicano y dijo compartir con él sus ideas sobre “los bienes fundamentales que constituyen el bien común, ya sea la protección de la propia vida humana, la integridad del matrimonio y la familia o la libertad religiosa” (National Catholic Register, 9-11-2024). Sobre los 34 consejeros católicos escogidos por Trump para que lo asesoraran en 2024 en su campaña electoral, Burke dijo: “Conozco bien a algunos de ellos y son personas muy buenas. Es una señal esperanzadora”.