Partieron desde España hace 3 años y siguen su travesía, ahora por Sonora

Partieron de España, la ruta original era Argentina-Alaska, pero el destino los trajo a Sonora, encontrándose en estos momentos en Punta Chueca.
Diana y Víctor junto a sus tres hijos son una familia de trotamundos. (Foto: Jorge Flores/EXPRESO)

Voluntad, compromiso y amor han sido las claves de Diana y Víctor para cumplir su sueño: viajar en familia por el mundo en una casa rodante.  

Hace 13 años decidieron formar una familia, pero el trabajo, los quehaceres del hogar y el resto de las responsabilidades propias del mundo contemporáneo, consumían su tiempo. Fue entonces cuando tomaron la decisión de su vida y se convirtieron en ‘trotamundos’.

El 1 de septiembre de 2021, luego de 5 años de ahorrar sin sosiego, dejaron su vida en Alicante, España, para viajar por el mundo en la casa rodante que adquirieron por 23 mil euros (430 mil pesos).

Junto a sus tres hijos, Liam, Axel y Aisha, se encuentran a pocos meses de cumplir 3 años de travesía. Como resultado, la familia Durán Llacer encontró su nuevo hogar: la libertad.

“Yo recuerdo que cuando nos levantamos allí había que llegar al colegio y había que llegar a una hora, entonces, simplemente le dices a tus hijos: ‘chicos, venga, venga, el desayuno. ¡Vamos, vamos, vamos! Una vida realmente automática”, comparte Víctor.


Un cambio de vida

Para financiar el viaje, conocer el mundo y pasar tiempo en familia, los cambios fueron drásticos. 

De ser mecánico industrial por 16 años, Víctor asumió la mayoría de las labores de la paternidad; y de concentrar sus esfuerzos en el hogar, Diana comenzó a trabajar en proyectos pendientes y pasó a manejar un canal de YouTube (Haz volar tu vida) con el que documentarían su experiencia y, con un poco de suerte, conseguirían algo de ingresos.

“Cuando vivía en casa como me encargaba 100% de los niños y todo eso, sí que es verdad que vivía bastante más estresada allí y cuando empecé aquí, pues para mí yo como que sentí mucha libertad en ese aspecto”, comentó Diana.

Desde fuera, los cambios pueden verse como un paso del sedentarismo al nomadismo; desde dentro, la vida familiar y laboral condensó la mayoría de las transformaciones. 

Víctor tomó cursos de buceo para tener opciones laborales en las playas; Diana estudió métodos pedagógicos para llevar una vida armoniosa, enriquecedora y amorosa, velando por el desarrollo de sus hijos.

“Me certifiqué en educación en positivo, un tipo de crianza respetuosa que no está enfocada en cambiar al niño, sino en hacer talleres para aprender y enseñar a los papás diferentes técnicas de educación, una crianza con respeto”, dijo Diana.

Con todos los preparativos, la ruta original consistía en un viaje de Argentina hasta Alaska, así que enviaron la casa rodante desde Bélgica a Veracruz. 


Cambio de plan

Allí, a un costado del Golfo de México, sus planes no salieron como esperaban; desperfectos en su transporte y robos de los que fueron objeto les obligaron a cambiar su destino.

Luego de reparar lo necesario, partieron a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde encontraron a una familia española que había emprendido un viaje similar tres años antes, que les ayudó y aconsejó. 

Así descubrieron que, además de su preparación y esfuerzo, los amigos que hicieran en el camino jugarían un papel imprescindible para su éxito, partieron al norte y encontraron que Sonora no sería la excepción.

“En México nos están dando la vida y en Sonora hay gente muy bonita, de verdad que tenéis que estar orgulloso del Estado que tenéis porque nos está cuidando, eso compensa las dificultades con las que hay que luchar en el camino”, compartió Víctor.

Y es que llegaron al norte de México por accidente al tener que cumplir con trámites de visado en Estados Unidos. De regreso, luego de un par de imprevistos, comenzaron una ruta por Sonora gracias una colaboración con la Secretaría de Turismo. 

Debido a ello, han disfrutado el paisaje y la gastronomía, además de conocer y compartir con diversos pueblos originarios, tal como los mayos, yaquis y seris; experiencia que, aseguran, les ha enriquecido.

“Intentamos empaparnos de todo lo que ellos tienen para enseñarnos; uno de los aprendizajes mayores es que de la naturaleza lo tienes todo. O sea, de la naturaleza tienes instrumentos musicales, tienes ropa, tienes medicinas, alimentos: al final, lo tienes todo, no necesitas otra cosa”, expresó el padre de familia.


Se enamoran de Sonora

En estos días la familia se encuentra en Punta Chueca, una de las dos comunidades del pueblo Seri. 

Liam, Axel y Aisha pasan casi todo el día nadando en el mar, mientras que Víctor espera ir a pescar al canal del infiernillo y Diana disfruta de una paz sin precedentes.

En dos semanas llegará el momento de partir, y aunque están lejos de una rutina regida por el reloj, saben que llegará el día en que, por el crecimiento de sus hijos, el viaje deberá encontrar final.

Hasta entonces, seguirán como lo han hecho: disfrutando la naturaleza, los amigos, la comida, el aprendizaje, la familia y el amor. Para despedirse, compartieron un mensaje para los lectores:

“Tienen una maravilla escondida, siéntanse orgullosos de Sonora, tenéis una gastronomía sin igual, desde un mar bendecido hasta la carne más rica. Mantengan el contacto con sus raíces”, agregó el viajero.