La guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente

La guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente, Escribe Mauricio Meschoulam en #ColaboraciónEspecial

El 7 de octubre de este año hubo un shock masivo, pero no solamente en Israel y en la región de Medio Oriente. También en Kiev. En el texto de hoy revisamos tan solo algunas implicaciones.

Primero, lo más evidente: el desplome del tema ucraniano en la agenda informativa y consecuentemente, en la agenda política. En estas semanas, los enfrentamientos en Ucrania continúan, el monto de muertes en ambos lados sigue creciendo, y, sin embargo, nada parece ya atraer los reflectores de otros momentos.

Este proceso no inició el 7 de octubre. Venimos ya de un contexto de sobresaturación y agotamiento entre las audiencias acerca del tema. Esto se debe a la prolongación de la guerra, la falta de "noticias", la incapacidad de la ofensiva ucraniana para conseguir avances que sean percibidos como sustantivos, sumado a la capacidad rusa de mantener, en lo general, sus posiciones y el territorio que controla. Todas esas percepciones tienen impactos políticos que ahora se van a combinar con nuevos factores.

Segundo, el replanteamiento del repliegue estadounidense de la región de Medio Oriente. De acuerdo con lo que se analiza en EU, el haber semiabandonado esa zona del mundo sin paralelamente asegurar que se trabajara en soluciones a los temas de fondo —como el conflicto palestino-israelí— le arrastra nuevamente a la región. Esto implica la redirección de personal, armamento y recursos hacia Medio Oriente, la reorganización del tiempo escaso, y sobre todo la dosificación de la atención que puede destinar la superpotencia a otros temas. Naturalmente, Kiev pierde en el camino.

Tercer factor: la competencia por recursos en un entorno en el que sociedades como la estadounidense se encontraban ya cada vez más convencidas de que a Ucrania se le había ayudado demasiado y que ello tenía que cambiar. Los recursos son escasos y tienen ahora que ser repartidos con Israel y con todos los nuevos despliegues estadounidenses en Medio Oriente. Kiev también pierde en este camino.

Cuarto factor, el rol del eje proiraní y sus vínculos con el tema Rusia-Ucrania. Como ya hemos señalado, Irán también está peleando contra Israel. No solo porque ese país financia, arma y entrena a Hamás y a la Jihad Islámica, sino porque Teherán ha activado a varias de sus milicias aliadas enviando misiles y drones contra Israel y también contra tropas de EU en la zona. Pero esto tiene un efecto inmediato en cuanto a Ucrania. Teherán se ha vuelto una fuente crucial de armamento para Moscú, mientras que el Kremlin a su vez, ha comprometido tecnología y otro tipo de armamento para Irán. Además, Rusia e Irán muestran políticas cada vez más coordinadas, estableciendo lazos que se extienden hasta Beijing y Corea del Norte. Moscú no se beneficiaría de un Irán golpeado o dañado, y hará lo que esté en sus capacidades para apoyarle.

Quinto factor, la ruta hacia el conflicto congelado en Ucrania. Por muchas causas propias del conflicto, y ahora por factores nuevos como los arriba señalados, la situación en Ucrania, por ahora, se ve detenida. Hay en efecto, brutales enfrentamientos todos los días, pero las líneas defensivas de ambos ejércitos están teniendo muy poco movimiento. Además, hay que añadir las nuevas dificultades de Kiev por temas de política interna en EU y en otros países aliados, la escasa atención y priorización del tema ucraniano, la competencia por recursos escasos y la llegada de un nuevo invierno. Todo ello orienta a la guerra ruso-ucraniana hacia el camino que Putin deseaba: el desgaste y la fragmentación. Como resultado, quizás empezamos a observar el replanteamiento, si no en Kiev, sí entre varios de sus aliados, de la necesidad de negociar y efectuar concesiones a Moscú.

Mauricio Meschoulam