Iraida Noriega brinda un viaje sonoro entre ‘Ríos’ en el FAOT
Iraida Noriega se presentó en el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), el pasado 30 de enero en el escenario del Callejón del Templo, donde compartió no solo su música, sino también su historia, esencia y su visión del jazz como un lenguaje universal.
Desde su llegada a Álamos, Noriega dejó claro que aunque su carrera ha estado marcada por el jazz, su identidad musical no se encasilla en géneros específicos.
"Me he desenvuelto mayormente en el mundo del jazz, pero eso no quiere decir que solo haga eso. Me gusta tejer mundos, no ser tan ‘banderística’ de decir ‘somos jazzistas, somos roqueros’", explicó ante los medios de comunicación durante una rueda de prensa.
Sobre la escena del jazz en México, la artista recordó las palabras del músico Eugenio Toussaint, quien alguna vez mencionó que el jazz tenía ciclos de auge y caída. Sin embargo, Noriega considera que en la actualidad el género ha encontrado una estabilidad y aceptación mayor dentro de la cultura musical del país.
"Me da la impresión de que el jazz dejó de pedir permiso para existir y se ha instalado de otra manera. Es como pasó con el rock en español: antes se veía como algo ajeno, pero ahora ya está completamente integrado", reflexionó.
Durante su presentación, Iraida habló sobre su espectáculo titulado “Ríos”, el cual concibió como un tributo a sus raíces mexicanas y cubanas: "Es como ver ríos que fluyen dentro de uno, el ADN cargado con las historias de tu padre, de tu madre, de tus abuelos", explicó. A través de este concepto, fusionó arreglos de música mexicana, cubana y composiciones propias, en un concierto que exploró la improvisación como un pilar fundamental.
La intérprete destacó la importancia de la improvisación no sólo en el jazz, sino en la vida misma. "La improvisación no es exclusiva del jazz, pero sí es una práctica fundamental en estos tiempos tan cambiantes. Es un ejercicio de adaptación constante", mencionó.
Acompañada de un trío de músicos, conformado por: Roberto Blanco en el piano, Israel Cupich en el contrabajo y Tavo Nandayapa en la batería; Noriega ofreció un concierto lleno de matices, donde exploró los vínculos entre las distintas tradiciones musicales que han influenciado su carrera.
Sobre su participación en el FAOT, Noriega expresó su emoción y gratitud por formar parte de un festival tan importante para la cultura nacional. Más que traer jazz a este escenario, consideró que su música servía para reconectar con una tradición que ha existido en México desde hace más de un siglo, especialmente en las zonas fronterizas donde el género ha tenido presencia desde principios del siglo XX.
"Más que venir a traer algo, es como regresar a conectar con una raíz que ya estaba aquí. Es otro río más que se teje en esta historia", externó.
En cuanto a sus futuros proyectos, Noriega mencionó que no piensa en géneros de manera rígida, sino en la resonancia que cierta música tiene en su vida. Ha trabajado en fusiones con reggae junto a Los Rastrillos y actualmente está desarrollando composiciones para ensambles de cámara, explorando formatos como cuartetos de cuerdas y clarinetes.
"Busco que la música se mezcle de manera orgánica, sin imposiciones. Como cuando alguien te dice que tienes los ojos de tu madre y la boca de tu padre, pero al final eres tú. Así quiero que suene mi música", concluyó.